Vente a las viñas

Quisimos celebrar con un almuerzo el terminar de podar este majuelo. Y a ello se sumaron más parroquianos con hambre, sed y ligera resignación con la oferta de ocio media existente.

Una jornada bonita en la que se pudieron ver colas aunque esta vez no fuera en la puerta de una discoteca pasando frío sino frente a un depósito de clarete de nueva añada.

El día acompañó con un sol que sabe a gloria en enero. Ambiente sano, cordial y amable como es habitual en este espacio. En nuestras lúcidas cabezas era totalmente lógico que si la gente va a esquiar y luego toma algo a cojón de obispo, se puede hacer perfectamente en un majuelo pero sin meter el sablazo.

Vino, paisaje, buena compañía y nos quedamos con ganas de más. Volveremos.