Hospital Central

"Somos amigos, nos conocimos en la facultad de Medicina y queremos invertir en el mundo del vino."
Así arranca esta historia. La vez que La Lagareta amparó a tres escupidos por la seguridad social - individuos cansados de auscultar a jubilados a punto de abonarse al club El Campo Santo - que deciden ponerse a podar cepas los ratos libres y vendimiar una vez al año como terapia.
Un empresario medio les metería el sablazo, cogería sus dineros y haría el paripé. Pero como aquí tenemos el defecto de parecer más una ONG que una empresa, dijimos las cosas claras: no sois los primeros ni vais a ser los últimos que caen en la trampa de invertir en el mundo del vino y salen escaldados.
La solución que se propone: venid algún ratillo a la viña, os hacéis unas fotos para vuestros perfiles de Tinder #heroe #buenisimapersona #naturaleza #sinfronteras y hacemos cuatro botellas. Veis lo que cuesta, lo que es esto y a partir de ahí se replantea.
Y así lo hemos hecho. Ya están en la botella y etiquetada esta primera edición testimonial.