No tienen pueblo

Ni lo van a tener. Esta es una realidad que como una losa pesa sobre las generaciones actuales y venideras. Los pocos que lo tienen que expriman lo que les queda hasta que discutan por la herencia de la abuela sus progenitores.

Bien es cierto que vivir en un núcleo rural a día de hoy está más asociado a adicciones e industria que austeridad y campo; el significado de pueblo para muchos es beber quintos de cerveza el día de la fiesta en el bar de la plaza. Y ahí acaba su exploración por una cultura profundísima ligada - por su naturaleza geográfica y social - al trabajo de la tierra.

Algún pelele aparecerá diciendo que él sí es de un pueblo, que es de Leganés, Elche o Sabadell. Penélope Cruz llamó a San Sebastián de los Reyes "my little village" cuando recogió el Oscar. Sí.

Los nuevos posos vitales que marcan al vulgo se fraguan en fiestas y encuentros paganos. Gran parte de ellos, diseñados por promotores de discoteca de bajo CI y testosterona alta que alternan su vida nocturna de shisha y cubata con la truncada deportiva como futbolista de regional.

Nuevos conceptos aparecerán. Por copia a lo que funciona y por cansancio del personal al temido "es lo de siempre". San Tirito será copiado porque funciona hasta que se convierta en "es lo de siempre".