¿Qué es la poesía?

¿Qué es la poesía?

Un pez se retuerce en la orilla. Se llena de mierda, se le engarzan las escamas de barro. Abre las branquias y su viscosa boca se abre y se cierra como si tratara de coger aire. Da un último coletazo y se queda quieto, inerte, con su ojo brillante, simétrico e inane clavado en el cielo. El pez ha muerte y tú que lo has observado sigues vivo.

Eso es poesía.

Un soldado, en la trinchera, recibe el correo, tiene una carta de su virginal novia, la está leyendo, recibe el impacto de un proyectil enemigo y muere.

Eso es poesía.

El soldado que le ha disparado desde el otro lado del frente y le ha matado también es poesía.

Los gordos dirigentes y dictadores, con sus sombreros de copa y sus trajes impolutos declarándose la guerra no es poesía. Esos mismos dirigentes firmando el tratado de paz que pone fin a la guerra tampoco es poesía.

El hotel donde lo firman sí que es poesía.

Una oferta puede ser poesía. Una táctica comercial no es poesía si la exige la empresa. Las rebajas no son poesía. El empleado que te vende algo en la trastienda es poesía. La dependienta sisando dinero de la caja cuando no mira el jefe también. El jefe clavando sus ojos en las piernas largas de la cajera embutidas en unas medias de licra y encajadas en esa corta falda no es poesía.

El empleado que roba mercancía y la dependienta que coge dinero de la caja follando en el almacén mientras hacen horas extras.

Es poesía.

Un águila lanzándose en picado hacia una liebre. Sus afiladas zarpas y sus espolones desgarrando su piel mientras chilla. Su pico desollándola aún viva. Es poesía

Un cazador disparando a esa liebre antes de que el águila la vea y pueda acecharla. El cazador dejando el cuerpo de la liebre abandonado. Eso no es poesía. El cazador se fumará un puro barato mientras lo recuerda y no será poesía.

El cadáver en descomposición de la liebre en mitad del prado.

Es poesía.

Una madre llora por su hijo. Es poesía.

Un hijo que hace llorar a su madre no es poesía.

ESTO NO ES POESÍA.

Pero de eso ya os habíais dado cuenta.


Jim Río