Hijos de la ruina

Como esos muchachos estudiantes de ADE que piensan que se van a forrar vendiendo ropa online a base de una fórmula blandísima: camisetas roly + diseño + redes enseñando cachete y siendo chicos malos; los bodegueros persiguen su sueño de colocar sus vinos en un mar de marcas; ¡las viñas visigodas!, ¡aquí cagaba mi bisabuelo!, ¡back to the rooooots!.

El paseante medio está aislado de todo eso. Principalmente porque no le llega. A la jubilada que se casca una mañana entera revisando el portfolio de ofertas que brinda Fruterías Conchi solamente le importa la tapa más amplia en su bar de confi con su chato; ¿de verdad estás mejorando mi experiencia como consumidor?; ¿me ahorras el tiempo que dedico en el momento que me surge la necesidad de comprar un vino?; ¿cuántos de tus no-amigos te compran tu producto?.

Podemos intentar vender que estamos al margen del sistema y que somos los chicos malos que no le bailamos el agua a nadie. No estamos al margen, estamos debajo. Piensa de verdad si las armas que tienes son las adecuadas, si estás haciendo la guerra con palos y piedras mientras a ti te atacan con bazocas y tanques.