Parece ser que el único momento especial del día con tu pareja, amigos o familia tiene que ser la chorrada calificada como "tiempo de calidad". Un concepto inventado por un montón de niñas que lo tienen todo en la vida y que a falta de estímulos para alcanzar una felicidad ficticia, fruto de hacer scrolling varias horas al día, tienen que crear paraísos artificiales.
Este tiempo apodado "de calidad" precisa de calendario, fecha y lugar. No es una constante. La cotidianidad es ordinaria, vieja y de pobres. Comerte unas alubias en casa, descorchar una botella de vino que tienes cogiendo polvo o pasear para comprar papel higiénico en tu colmado de confianza un día cualquiera es tiempo perdido según estas gurús lobotoxmizadas. Y con esto se está forjando un nuevo modelo de sociedad que envenena amistades, familias y parejas. El disfrute los fines de semana, el resto de tiempo sabores amargos. El día a día es de sufrir y aguantar el tirón. Tristeza absoluta.
Vivimos en el momento más pleno de la historia a nivel de comodidades, ojo, de la historia, de millones de años de evolución y parece ser que ya nada vale. Hace medio siglo tus abuelos del pueblo cagaban en el huerto porque no tenían baño y ahora a ti, niñata, se te antoja que nada es suficiente para ti. Bombardeada, sobre estimulada y dependiente de un montón de complementos que no necesitas. Valorarás la vida, el tiempo y lo que te rodea cuando lo pierdas, cuando no haya vuelta atrás. Menos peso más alto.
